Abres los ojos y sólo ves desolación.
Tiranía hambrienta de tu vida:
de la tuya y de la mía.
Y se pierde la noción del día,
cuando antes pensabas
que podías soñar, y pensar
y vivir libremente,
y ahora abres por vez primera
los ojos, y ves la falsía
de un pueblo triste,
convirtiéndolo en sueños rotos
de una mentirosa utopía.
¿Es así cómo termina todo al final?
Muerto, dolido, marchito y vacío.
Impúdicas muertes en el umbral
exánime de lo que una vez fue brío.
Basta. Basta ya.
Purísima purisimidad. Bahtísima bahtimisidad. Aquí te dejo mi dies
ResponderEliminarAy Dios. Gracias, gracias.
EliminarPurísima purisimidad. Bastísima bastimisidad. Aquí te dejo mi dies.
ResponderEliminar